martes, 10 de noviembre de 2009

La Planificación Económica en el Socialismo


El día a día, toda persona que quiera llevar a cabo una acción determinada, de forma que los resultados sean los deseados, tiende a planificar sus acciones para asegurarse, que los pasos están bien dados, y que el resultado, salvo algún imprevisto, es el previsto.
La planificación, es algo que la gente asume con normalidad en numerosos ámbitos importantes de la vida, ya sea en los estudios un tiempo antes de los exámenes, en los viajes de vacaciones, en las tareas del hogar, o a la hora de buscar un rato a lo largo de un día para ir a comprar algo de ropa; pero cuando se habla de planificar la economía, las gárgolas que protegen el santuario del “libre mercado”, toman vida para espantar a los diablos, que en este caso, venimos a ser los que pensamos que la economía influye tanto en la vida de todas las personas, que es necesario que sea controlada por la población y no por el capital, ya sea nacional o extranjero.
Pero, ¿a que nos referimos con la planificación? ¿Qué planificamos? ¿Cómo? ¿Es posible?
La planificación, no consiste en otra cosa que estudiar, analizar y cuantificar las necesidades de la población de un país o de una región, y disponer de los medios de producción –fabricas, suelo cultivable, servicios- bajo propiedad pública, de forma que esas necesidades sean cubiertas, y a la vez se pueda generar un desarrollo económico que sea capaz de ir aumentando las capacidades a todos los niveles.
La planificación no es anticientífica, no logra que un país pobre deje de serlo de la noche a la mañana, lo que sí hace, es garantizar que la riqueza de ese país, en primer lugar, estará destinada principalmente a cubrir las necesidades de todas las persona que en el residan, no sólo las alimentarias, sino también de vivienda, cultura, deporte, sanidad, educación, transporte, medioambiente o trabajo. Es en definitiva un sistema que garantiza que la economía es controlada por todo el pueblo, y para el bien de todo el pueblo, de una forma equitativa.
Lo que se planifica, no es la vida de las personas, sino los diferentes factores productivos con los que se cuenta, para que dado el nivel tecnológico de esa economía, seamos capaces de proveer lo que previamente se ha calculado que se necesita para garantizar un nivel de vida óptimo a toda la población.
La planificación, por otra parte, no es una gran máquina que se dirija desde un centro alejado de la población, sino que asienta su base en la misma, la planificación no es un proceso que vaya de arriba abajo, sino de abajo arriba; sólo tras hablar con la gente de los diferentes barrios se sabe que es lo que necesita un municipio, sólo después de hablar con todos los municipios sabremos las necesidades de la provincia, y así sucesivamente, hasta que el estado sepa de manera agregativa cuáles son sus necesidades globales, y se disponga a todas las organizaciones del mismo de diferente nivel (municipal, provincial…) las formas de alcanzar esos objetivos globales, con los factores que están a su disposición.
La planificación, así, no es más que el desarrollo de la democracia en el ámbito de la economía, el poner en manos de la clase trabajadora la decisión de lo que se va a producir, de cómo se va a producir, y de cuantas horas van a utilizar para tal fin, y como las van a distribuir, así como de garantizar, que el reparto de esos bienes y servicios, se hará de forma que a nadie le falte, y no discriminando a los de menor poder adquisitivo con los precios.
La planificación, no es una quimera, ni una utopía, de hecho, como hemos señalado antes, se encuentra en muchísimas acciones de nuestra vida diaria, la gran parte de las veces, hacemos usa de ella de manera mecánica, sin darnos cuenta, y por experiencia, se puede afirmar que a veces resulta difícil, pero siempre da mejores resultados que ir haciendo las cosas según van viniendo o “a lo loco”.
El primer país socialista de la historia, Rusia, se encontraba a comienzos del siglo XX en una situación penosa, el régimen de corte feudal de los zares, sumía al pueblo en una profunda crisis económica que se puede comprobar leyendo obras de diferentes autores de la época, como por ejemplo Fedor Dostoievski, en otoño de 1917, la historia cambió para siempre, el partido de los campesinos y trabajadores, con Lenin a la cabeza, comenzaron un proceso de democratización y reformas que dispuso en situación de lanzar en 1928 su primer plan quinquenal junto a otros estados federados en la URSS. Para finales de 1950, tan solo cinco años después del fin de la II Guerra Mundial, era una potencia indiscutible, sólo habían pasado 33 años.

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